LA CRISIS DE LOS SÍMBOLOS, EL CAPITALISMO Y LOS ATEOS DE PALO


 Hoy fui a una comunión de invitado. Estaba lleno de gente que estrenaba traje, con ganas de que terminara la celebración antes  de empezar. El cura mandaba guardar silencio y dijo algunas cosas que no me gustaron mucho. Las personas no sabían cuándo tocaba levantarse o sentarse, y los niños repetían unas frases más grandes que ellos, cargadas de significado, tan profundo y complicado que ni ellos mismos podían sostener.

Me cuesta entender  que en una sociedad  que aparentemente tiende al ateísmo, los padres sigan empeñándose en que sus hijos hagan la comunión, y que muchas muchachas quieran casarse por la Iglesia porque queda "más bonito". Algunos, en un intento fallido de coherencia se inventan las "comuniones civiles", como una forma de no traumatizar al niño, sin dejar de ser ateos pero sin arrebatarle al pobre su fiesta, dejándole en situación de carencia con respecto a sus compañeros. 
El caso es que las mismas personas que alardean de su ateísmo, van a la comunión de su hijo, esperando que lleguen las copas. Celebran casi una boda al chaval, que apenas es consciente de lo que está celebrando, pero que quiere que le regalen la Play o la nintendo que haya salido reciente, y salen de la Iglesia echando aspavientos, y racaneando porque le han pedido que aporte con algunas perras a la Iglesia de turno. Vamos, que no hay cojones (u ovarios) para ser ateo de verdad,con coherencia. Se critica pero se hace lo contrario, y encima quejándose y exigiendo, como si alguien les obligara a casarse o a que sus hijos hagan la comunión. Lo importante es la foto, el convite, los cubatas...celebrando algo que no se cree ni se entiende.

Al margen de la convicciones, de hacer lo que toca, o del postureo de los pueblos, creo que esto es reflejo, junto con otras cosas, de un serio problema antropológico. El origen del Ser Humano hunde sus raíces en el surgimiento de los símbolos, que nos permiten una comprensión y ordenación subjetiva de la ralidad. Los ritos, como conjunto de símbolos con un orden, nos han permitido dotar de una significación profunda los eventos y cambios propios de la vida. El antropólogo Arnold Van Gennep hablaba a principio del siglo XX de los ritos de paso, distinguiendo tres categorías: ritos de agregación (como el matrimonio), de separación (como el funeral) y de margen(embarazo, fin de la soltería o paso a la vida adulta, por ejemplo). Por otro lado, tras la Ilustración, lo religioso comienza a estar en crisis, dando paso la ciencia y la razón a un pensamiento materialista, que en muchos casos ha entrado en conflicto con la vivencia espiritual, que también forma parte inherente de la condición humana.

El análisis por tanto sigue así: El capitalismo nos ha robado los símbolos, y los ha dejado vacíos. Como hace con todo, lo convierte en objeto de consumo y nos lo vende. La religión, para muchas personas no da respuesta a la sed de espiritualidad, propia de todo ser humano, que sigue necesitando dotar de significación profunda la propia existencia, y marcar los cambios importantes de la vida. El capitalismo, como siempre, aprovecha el vacío y la necesidad para sacar tajada, y es así como ocurre la incoherencia. Las personas siguen acercándose a lo religioso para satisfacer una sed muy humana (la de espiritualidad, la de símbolo y rito de paso) a veces con la queja, con la sensación de que la Iglesia o institución que sea,  no tiene verdadera capacidad de respuesta para satisfacer su hambre o sed de trascendencia y significado. Rellenan el vacío de poliespan, y lo recubren de trajes, convites, mesas dulces y polleces varias. 

En definitiva, hay varias reflexiones que saco de esta vivencia, para mí frustrante:
1. Por mucho que a algunos se les llene la boca diciendo que hay una crisis de Fe, y que la gente ya no cree, las personas tienen gran necesidad de sentido y siguen buscándolo. La crisis no es espiritual sino religiosa e institucional.
2. La antropología no es una ciencia muerta. Nos puede dar guías y mapas. Nos ayuda a entender algunos aspectos de nuestra presente incertidumbre cultural y social.
3. Los ritos son necesarios. Es urgente actualizar y recuperar el sentido de los ritos y los símbolos, conectándolos con la vida. Esto es importante para la sociedad civil, y aún más para la Iglesia. La comunión, el bautizo, la boda...todo sacramente ha de suponer un verdadero rito de paso que dote de significado y trascendencia la cotidianidad de nuestra vida. Si no se hace así, traicionaremos el sentido de los sacramentos, vaciándolos de contenido y sin una consecuencia real de transformación en la vida de los individuos y sociedades. 
4. La búsqueda de sentido y la sensación de vacío que no encuentra en la religión los símbolos adecuados, es aprovechada por el capitalismo para que nos llenemos de cosas que no necesitamos. Los ritos de paso han sido fagocitados por la celebración del propio rito, quedando el medio convertido en un fin en sí mismo (como si tiráramos el regalo y nos quedáramos con el papel de regalo), y los valores y significados profundos son identificados con objetos de mercado (coca cola es felicidad, una joya es fidelidad, un coche es libertad...). El consumo de las promesas que nos ofrecen esos objetos nos deja vacíos, buscando la satisfacción en nuevos objetos (un coche mejor,  una joya más grande, una coca cola sin azúcar). 
5. Acompañar los cambios vitales de sentido y apoyo favorece el desarrollo integral de las personas y las sociedades. Donde el consumo capitalista nos consume dejándonos vacíos, la espiritualidad, expresada a través de los símbolos y ritos (nuevos y conectados con  la vida) nos construye, nos llena e sentido, nos genera conciencia de crecimiento y nos lleva al amor, la entrega y la construcción de un mundo más justo. 
6. Es legítimo y necesario que las personas no creyentes o las que no ven en las instituciones religiosas un interlocutor válido antes sus necesidades espirituales, construyan sus propios símbolos y ritos, siempre que se generen con la lógica del punto cinco, para generar sentido y trascendencia, no como evento social vacío al servicio de los mercados, y no como una copia barata de los ritos originales (no tiene sentido una comunión civil, pero tiene lógica que unos padres celebren el paso de su hijo de la infancia a la adolescencia; no tiene sentido un bautizo de un no creyente, pero tiene sentido la presentación en sociedad de un nuevo miembro de la familia humana y que sus padres se comprometan a educarlo en el respeto y los valores; no tiene sentido una boda en la Iglesia porque es más bonita, pero sí tiene sentido que los amantes presenten su compromiso en público y lo celebren con quien quieren; no tiene sentido un funeral religioso forzado, pero sí que la familia se junte a hablar del difunto, a celebrar su vida, a despedirse...). A vino nuevo, odres nuevos. 
7. La crisis de lo religioso, con algunos ritos vacíos, con unos fieles muy envejecidos, ausencia de vocaciones, pederastia, escándalos financieros...Es una llamada a volver a la raíz, a lo auténtico. Marx ya hablaba de cómo tras el establecimiento de una tesis o estructura se generaba una antítesis que la ponía en crisis, para luego favorecer una síntesis...Igual que la física newtoniana está siendo puesta en duda por la física cuántica, las estructura religiosas actuales no pueden continuar con ritos heredados del Imperio Romano y la Edad Media. Los dogmas y las normas que sirvieron antaño para transmitir una verdad y una buena noticia se han convertido en cárceles de oro que en ocasiones nos alejan de una verdadera vivencia trascendente. Una religión vacía no puede salvarnos, una religión que no libera no puede ser una verdadera religión. 
8. La pérdida de los ritos y de la vivencia de tribu nos ha hecho alienarnos también de la naturaleza. La producción voraz unida a esta alienación es una tumba que cavamos para nuestros propios huesos. Caminamos a toda prisa con los ojos vendados hacia un "progreso" que será nuestra propia destrucción. 
Volvamos a sentarnos junto al fuego, a contarnos historias, a celebrar nuestros cambios llenos de sentido. Volvamos a llamarnos hermanos, a mirarnos a los ojos, a celebrar el Amor. 
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13 Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed 14 mas el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.15 La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla.                                                   Jn 4, 13-15

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