Espiritualidad e inmadurez emocional


















Hoy otra vez la tele habla de Iglesia y pederastia...sin duda a veces los medios se ceban con quien no interesa que hable, pero sin duda también mi Iglesia tiene un problema desde hace mucho tiempo, tan complejo como paradójico.

El problema del religiosa que toca niños va más allá de enfermedades o simplificaciones. Es muy fácil esgrimir el argumento para atacar a una Institución que, por diversos motivos, hoy se gana el malestar de unos muchos...sin embargo, para los que nos sentimos Iglesia y tenemos aunque sea un dedico de frente y algo de sentido crítico, la casuística no es sólo preocupante, sino que apunta con el dedo deficiencias estructurales que palpitan en sus cimientos.

No pretendo justificar al pederasta, ni seré yo tampoco el que tire la primera piedra. Pero desde luego, la huída de lo corporal que mi Iglesia ha emprendido desde que los padres se acogieran a argmentos platónicos ya empieza a enquistarse. Nos hemos tirado siglos metiendo a chavalines de 13 años en seminarios donde se les ha impulsado el cultivo intelectual y espiritual a la vez que el sexo era poco menos que un tabú. De esta forma, en estos siglos, hemos dado lugar a sacerdotes maduros en edad, en muchas ocasiones brillantes intelectualmente, formados, e incluso a veces, con un profundo contacto con Dios (por desgracia esto ocurre menos de lo que nos gustaría), y sin embargo, su cuepos maduros y sus mentes brillanes esconden en la mayoría de ocasiones emociones infectadas y sexualidades infantiles. Sus canas recubren erotismo púber, que se ha quedado anclado en el pasado, sin crecer y sin morir...

Es una pena que esta Iglesia que tantos siglos ha vivido, que tantas veces se ha caído y se ha levantado. Esta Iglesia que ha sabido reconocer sus errores aunque no siempre a tiempo, confunda ahora homosexualidad y pederastia. Ahora por miedo a lo que de hecho ya le ha pasado y le pasa, le dice a los hombres que se enamoran de hombres que el sacerdocio es incompatible con su condición. Lo que necesita esta Iglesia son curas libres, que no sólo se formen en teología sino que emprendan antes un camino de crecimiento espiritual y emocional...en el que su sexualidad se prpare y en la que enfrenten sus miedos y frustraciones. Si realmente es necesario que nuestros sacerdotes sean célibes (cosa que quizas también podamos discutir), que lo sean por libre elección...que lo sean desde la libertad y el amor, y no dese el miedo y la huída.

No necesitamos más etiquetas...impedir a los homosexuales amar hasta el extremo no tiene lógica alguna...confundir homosexualidad y pederastia no hará que ninguna de las dos desaparezca (ni fuera ni dentro de mi Iglesia). Fomentar hombres libres que sean capaces de amarse antes de amar, oxigenar los seminarios, naturalizar la sexualidad (lo que no quiere decir sexualizar el sacerdocio), trabajar los corazones tanto como las cabezas...eso creo que va más encaminado a construir una Iglesia continuadora de Aquél que amó primero.

Por eso no puedo sino expresar mi descontento...a tí Iglesia, a tí que tanto te amo...no nos hagas sentir miserables, no tú que tan miserable eres... tú que sabes que tus miserias son nuestras miserias. Mi barro es el que forma tus paredes, porque estás hecha de hombres y mujeres...ámame así, Iglesia mía, y yo podré amar en Su nombre, yo podré curar las heridas, a pesar de que tenga las mías...

Comentarios

  1. Quizá la Iglesia Católica debiera tomar ejemplo de la Anglicana... en el último programa del follonero hablan con un sacerdote londinense que aclara muchos puntos al respecto :)

    Y sobre la pedofilia... interesante tu visión, aunque no sé si realmente viene por esa "inmadurez sexual"... es un tema muy interesante, a la par que espeluznante

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  2. Tus argumentos son tan correctos que resultan vertiginosos. Yo que pensaba que no había ya gente con "un dedico de frente"...

    =)

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