Las tarimas son para bailar


Pues sí, resulta que seguimos siendo imbéciles, y lo que es peor, que no nos hemos quedado estabilizados, sino que la imbecilidad aumenta en tamaño y densidad, y cada vez se sienta en sillones más importantes...

Estos políticos que perdieron el carisma hace décadas se ven proyectados en los profesores a los que nadie escucha, porque ellos se sienten igual. Algunos profesores y muchos políticos no tienen nada que decir ni que aportar, sólo un nombre o un título que dice que tenemos que escucharlos y respetarlos, y sin embargo nadie les escucha. Se sienten frustrados al darse cuenta de que ningún título los hace interesantes, sino lo que dicen y lo que hacen...y lo que dicen y hacen deja mucho que desear. La falta de atención de los receptores no refleja la falta de educación de los receptores sino la inutilidad de los emisores.

De ahí sale la Ley de Autoridad del Profesorado, de la identificación freudiana de nuestros políticos ineptos, que se sienten insuficientemente escuchados y alabados. Pretenden así hacer súbditos a base de leyes, ya que por el método del carisma sin incapaces. Ése es el paralelismo: los niños y niñas revoltosos de una clase con un profesor o profesora sin liderazgo alguno les recuerda su incapacidad para llegar a la conciencia y al corazón de los ciudadanos, también revoltosos y desencantados. ¡Qué pena si creen que por una Ley accederán a nuestras conciencias y corazones! ¡Qué pena si piensan que la autoridad se impone por Ley y no por Amor!

Estos políticos nuestros, además de narcisistas son incultos. Confunden el poder con la autoridad. Hacen una ley de autoridad hablando de "presunción de veracidad" y de que los padres colaboren en dar información, de reparación de daños y de agresiones...convierten a los profesores en policías rodeados de terroristas. En algún preámbulo afirman que hacen esta Ley porque es obligación de las Administraciones educativas velar «para que el profesorado reciba el trato, la consideración y el respeto acordes con la
importancia social de su tarea» (de acuerdo a Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación, Artículo 104,apartado 1). Han traducido el problema al revés, porque el problema no es que haya que imponer el respeto que le merecemos a los profesores pos el mérito de su labor social, sino que el profesorado tiene que recuperar la labor social que perdieron al hacerse funcionarios. Perdieron la vocación por vivir bien, cuando antes nuestros maestros se alimentaban de las frutas y los huevos del corral que llevaban las madres agradecidas.

Han olvidado lo que significa autoridad, que viene del latín "auctor", derivado del verbo "augere", que significa hacer aumentar, hacer crecer. El poder se impone por la fuerza, la autoridad se gana con sudor y con esfuerzo. La autoridad no tiene que ver con reglas ni tarimas, sino con la vocación de alguien a acompañar a otros a crecer. En esta distinción podemos entender lo que decía el emperador Augusto: «Pude hacer esas cosas porque, aunque tenía el mismo poder que mis iguales, tenía más autoridad» Me temo queridos docentes que muchos de vosotros y vosotras no habéis sentido esa autoridad que te otorga la mirada de un joven fascinado y espectante en toda vuestra vida profesional, y temo deciros que ninguna Ley, Decreto, o Bula Papal os la va a otorgar...y a vosotros políticos, qué deciros, vuestra autoridad viene de los votos emitidos un día de domingo por ciudadanos hastiados de vuestra corrupción e incapacidad, así que no es autoridad, como mucho legitimidad.

Nadie puede otorgaros autoridad desde arriba, porque desde arriba sólo se ejerce el Poder. La autoridad es bidireccional, y requiere el carisma, la competencia y el liderazgo del que tiene la autoridad, y el respeto, la fascinación y la curiosidad del que la otorga. Sí, así es, porque la autoridad no la tiene la persona en sí, sino que se la otorgan las personas de su alrededor, sus iguales. Igualmente en el aula, son los alumnas y alumnos los que convierten en profesor al profesor; y son los ciudadanos y ciudadanas los que convierten a algunos de sus iguales en gobernantes.

Por tanto, queridos y queridas gobernantes, no vuelquen sus frustraciones en nuestras escuelas e institutos. Si la política está en crisis es más por vosotros que por nosotros...Profesores y profesoras: la autoridad es hacer crecer, y vuestro mejor sueldo es el milagro de poder formar parte en la construcción progresiva de la personalidad y el carácter de cada uno de los nuevos ciudadanos y ciudadanas, háganlo bien, porque serán los futuros votantes que legitimarán a nuevos gobernantes. Que en las urnas se vote y en las tarimas se baile.

 "Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No será así entre vosotros, sino que el que quiera ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro esclavo; de la misma manera que el Hijo del Hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos"(Mt. 20, 25-27)

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